El edificio que Manuel, el abogado de Pepe y su mujer, se había propuesto venderme era el de la calle san roque, concretamente el número 17. Un edificio sobre el que mi madre fijó sus ojos el verano pasado y cuya etiqueta de precio decía "69 millones de pesetas". Era demasiado, por eso le dije a mi madre que si tantas ganas tenía de rehabilitarlo, que lo compráríamos sólo, si el precio bajaba a la mitad.
El otoño traía mi última gota de paciencia tanto con el bueno de Manuel como con su edificio.
- Ya sabes que nos gusta, pero no puedes llamarme todos los días durante un año, Manuel. Me aburre hablar de lo mismo una y otra vez y a ti te debería ocurrir lo mismo.
- Mm-hum -respondía Manuel al otro lado del teléfono al tiempo que revolvía unos papeles- Mm-hum, repetía.
- Desde que hemos empezado a hablar, te he dicho que os habías pasado con el precio, así que mi oferta es la del principio... La verdad, todos los dueños de suelo os estáis volviendo tarumba, supongo que el precio que marcáis responde a algún capricho de tu cliente... alguno que cueste 69 millones, pero al mercado inmobiliario le dan igual los caprichos de tu cliente.
Lo cierto es que desde que me empezó a llamar Manuel, en cada conversación cada uno saca algún dato nuevo que intenta tirar a la basura la oferta del contrario. Estas llamadas me las tomo con algo de guasa porque el tío es pesado, pero muy educado y gracioso. A pesar de estas excelentes cualidades, las cosas no marchan muy bien en Barrio Ilustrado y no estoy para muchas bromas.
- ¿35? Ni de coña, Nicolás. Tu precio es de locos - contesta desesperado- el edificio vale mucho más y lo sabes. Tú lo que quieres es comprar un chollo y todo el mundo sabe que los chollos no existen. No puede ser que no te muevas ni un céntimo de tu precio original, 1 año debería dar para algún margen en la negociación.
- Un chollo dices... ¿sabes lo único que ha cambiado desde la primera conversación del verano pasado?
- Qué. Contesta la parte vendedora con indiferencia.
- Que un año después, obviamente no tienes ningún otro cliente a la vista... es más, si existe ese otro cliente, debe ofrecerte menos que yo porque me sigues llamando hasta los fines de semana. Por eso te digo: o reaccionas a nuestra oferta, o nos llevamos la música a otra parte... fin.
- Joder NIcolás, me estás atracando. Te dije que 59 era una cifra que puede aceptar Pepe...
- Manuel, te dejo, que tengo una reunión y este disco me lo se de memoria.
- Espera.
Esta vez noto que Manuel ha bajado la guardia por primera vez.
- Espera. Repite respirando delante del micrófono y dándose un minuto de silencio.
- Pepe y su mujer me han dicho que si te retiras del juego... que te escuche.
Levanto la ceja derecha todo lo que puedo mientras miro a Eric que no sabe por qué le miro ya que no estaba siguiendo mi conversación.
- 35 entonces. Repito con el mismo tono de aburrimiento.
- No, te ofrezco el edificio por 42 con todo lo que hay dentro... bueno todo, menos los cuadros de Pepe y un par de Fermín Santos.
- Te ruego que cojas un boli y un papel y escribas: "Nicolás me ofrece 35 millones de pesetas" y lo coloques en un sitio visible... enmarcalo bien bonito...
- ¡Vale! ¡Vale! Eres el tío más plasta que he visto en mis 30 años de carrera como abogado...
- ...lo dudo...
- Te lo juro, qué cabezota, de verdad qué...
- ¿Estás de acuerdo o no? Interrumpo sus descalificaciones.
- 42 y 5 de ellos en B.
- Ahora mismo no estamos para bes, pero 35, no 42... y si queremos TODOS los muebles.
- Vale, déjame llamar a Pepe y te digo lo qué piensan. Detecto cierto alivio en sus palabras.
- Ok, hablaré con todos para ver si ceden y nos colocamos en una cifra distinta de 35.
- Cuarentaydooos.
- No, Manuel, no.
- Hablamos.
- Hasta dentro de un rato.
En esta operación todos estaban empeñados desde el principio: mi madre estaba enamorada de 800 metros cuadrados destartalados pero con mucha historia. Manuel estaba entusiasmado con esa comisión que ahora veía reducida a la mitad. Los propietarios soñaban con quitarse aquella reliquia a cambio de unos fondos que les devolvería algo del glamour económico que a la vista de su aspecto y mal genio, obviamente habían perdido ya hace tiempo. CCM pensaba en las 9 hipotecas que resultarían de nuestro trabajo y nos habían colocado la alfombra roja para esta operación hace ya más de 2 meses. Mis socios constructores ya habían comprometido la mitad de los muebles que les correspondían con una tienda local de antigüedades y nosotros nos habíamos repartido espejos con marcos de talla de madera, vitrinas e incluso una impresionante colección de revistas pornográficas de los 70 e interviús de mismas temporadas, esto último en muy buen estado.
Era yo, quizás, el único al que no hacía ninguna gracia hacerse con otro ediificio que no encajaba con ningún plan empresarial... pero qué más daba ¿no? al fin y al cabo ninguna de las otras compras de suelo respondían a estrategia alguna... y si albergaba alguna duda del rumbo de mi empresa por culpa de este nuevo edificio, ya tenía 9 inversores con sus respectivos talonarios desenfundados para hacer negocio con las viviendas resultantes de aquella operación... y si, he dicho inversores, que no es lo mismo que compradores.
En la pantalla de mi motorola aparece MANUEL SR69 y retomamos la conversación.
- Que si, que por 39 más 2 por los muebles y 5 de ellos en be, te lo venden.
- Que no, que por 35 más 2 por los muebles y todo para firmar el viernes que viene, compramos... lo del be, no se si puedo, fíjate.
- Lo del be, es vital, si no, no venden, fíjate tú.
- Puedo intentar algo... déjame ver... ¿Esto es un si?
- Si, 35 más 2, venga. Supongo que tenemos un ganador, ¿no?
- Tu cliente es el ganador. Te vuelvo a recordar que nuestro primer edificio en San Roque, medía 1050 m2 y nos costó 14 millones en el 99, el segundo lo compramos en 2002, tenía 900 m2 y nos costó casi el doble: 26 millones y ahora voy a comprar el más pequeño por el mayor importe. Los vendedores estáis locos y nosotros, también.
Los vendedores son Pepe el niño pintor y su mujer (creo que se llama Maria Teresa) El primero fue una especie de genio artista precoz que aparecía en el NODO de vez en cuando y que debió pintar un sinfín de cuadros abstractos, a mi parecer, bastante feos, y que en una fase de su vida menos infantil -según comentan por Sigüenza- se montó un picadero en el desván del edificio y de ahí, la aparición de la mencionada colección de revistas con tías cachondas.
Ahora, el niño pintor está casado con ¿maria teresa? (la segunda) una mujer que debió ser guapa en su día, pero que hoy estaba arrugada, mal teñida y peor vestida, todo ello quizás debido a su mala leche criticona, cosa que no debe de importar lo más mínimo a Pepe, ya que éste es de esos con un pronto espantoso, que sólo habla con sarcasmos y que tiene un pito en la voz que te destroza el tímpano. Dicho en otras palabras, si no es por el bueno de Manuel estos dos no vendían la casa ni en subasta pública.
Mañana vamos a vernos todos las caras por segunda vez: Manuel, Maria Teresa, Pepe, mi madre, mi socio constructor, Eric y yo para el apretón de manos, levantar un inventario del mobiliario y para tomar una caña. Mañana dejamos esto cerrado y el viernes firmamos con el notario de Sigüenza, D. José Ramón: un personaje.
En fin, una negociación que ha durado un año merece una buena noche. Hemos llamado a la babysitter para que se quede con mi hija, y Brigitte y yo nos vamos de falafel y cine a Martín de los Heros, quizás después ¡de copas! No se si sabré tomarme un ron con cola después de tanto tiempo :P
Haz negocios pagando el precio justo (35 estaba muy lejos de ser el precio justo) haz negocios siempre en PIÑA&POLLO, la primera red empresarial anticrsis.
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