Nuestro éxito era de cartón-piedra.
La promotora compraba y construía viviendo por encima de sus propias posibilidades… de hecho, y visto lo visto sobrevolábamos nuestras posibilidades. Como ya he contado en este blog, todo el dinero empleado en comprar y construir, lo había puesto el banco, los socios no habíamos aportado nada de todo aquello.
Mi padre me repetía una y otra vez (a cuento de otros asuntos, no de éste) “…Nicolás, nunca, pero nunca, empieces un negocio sin capital…” Esta afirmación se basaba en su propia experiencia. La primera vez que le escuché este consejo, traía una coletilla a propósito del insignificante número de empresas que lo lograban sin dinero, pero la coletilla dejó de añadirla en posteriores ocasiones, ya que ni siquiera creía en esos pocos e hipotéticos casos de éxito.
Me he despistado. Les comentaba que nuestra empresa no tenía los pies sobre el suelo. Justo cuando habíamos adquirido el suelo de 14.000m2, los dos edificios y habíamos firmado “por fin” las arras para la compra de un bestial edificio en el centro de Palma, llegaron las estrecheces y los famosos agujeros a las finanzas de la promotora. Pagando una media de 100.000€/mes entre certificaciones, reinversiones y otros gastos, consumíamos más de lo que teníamos y/o ingresábamos.
Un pésimo síntoma.
Empecé a recordar con gran arrepentimiento, las veces que la empresa, siguiendo las directrices que marcaba el sector, había realizado varios y cuantiosos repartos de beneficios anticipados, en base a las ventas y aportaciones de clientes.
Así que en una mano tenía este engendro de compañía, en parte guiada por mis propias novatadas, en parte diseñada por los socios para que alguien sufriese una parada cardíaca. Como director de una pequeña promotora, había perdido el norte y no había seguido ninguno de mis instintos a la hora de hacer crecer la empresa, pero el peor de los errores propios fue no parar el carro a tiempo las numerosas veces que pude hacerlo, únicamente me dediqué a poner parches allá donde surgía una fuga.
En la otra mano, tenía una empresa casi recién nacida, a la que –esta vez- debía vigilar de cerca y no permitir que creciese a base de trampas, ni que nadie administrase anabolizantes como me había ocurrido con la promotora.
MORALEJAS: 1_LA EMPRESA QUE DIRIJAS DEBE SER REFLEJO DE TU PERSONA, ES LA MEJOR FORMA DE CONTROLARLA. 2_NO EMPIECES NUNCA UNA AVENTURA EMPRESARIAL SIN NINGÚN CAPITAL PROPIO, O NO LA DISEÑES PARA TIRAR SIEMPRE SIN ÉL, NO SOBREVIVIRÁ SANA MUCHO TIEMPO.
Esta es la historia de un
empresario a los mandos de una pequeña empresa de limpieza en Madrid (www.grupo-tools.com) que consiguió tanto
como perdió. Si busca una buena empresa de limpieza capaz de todo, capaz de
entregar un excelente servicio y un mejor precio, contacte con ella en www.minuevaempresadelimpieza.com
y compruébelo Ud mismo.