...Bubbles!!
Oh yeah.
Que no te despiste mi nombre tan pijo, yo soy el que arruinó a tu hijo, me llamo Bubbles y con aquello disfruté como un canijo. Que no te cuenten que soy dócil, da igual que no sea duro como un fósil ni que mis versos rimen con una rima facíl. Que no sabes quién soy? Pues... my name is, my name is, my name is... Bubbles!
Que sirva mi desacertada imitación de Eminem como introducción al tema de hoy: las burbujas (DALE AL PLAY)
A este lado del teclado les escribe quien ya ha vivido en primera persona las dos últimas burbujas: la .com de final de los 90 y la inmobiliaria del fin del mundo. Soy por tanto, voz autorizada y -está mal que lo diga yo mismo, pero es cierto- una eminencia en cuanto a burbujas económicas se refiere.
La burbuja arranca, en esencia por una idea. No tiene más. Alguien en algún lugar, en algún momento tiene una idea y hace un buen negocio. Uno de esos con los que soñamos todos los empresarios de la tierra: invirtiendo casi nada y forrándonos al instante.
Asuntos así no pasan nunca desapercibidos, alguien se entera... un amigo, una tía, tu madre... tu vecino. Entonces, van esos cuatro, repiten la operativa y se vuelven a forrar. Ya tenemos 5 forrados más en el mundo.
Entonces se entera quien no se debe enterar: tu banco. Tu banco es ese vecino cotilla y envidioso que no permite que nadie se forre antes o más que él. Así que es ese banco quien informa a sus clientes con pasta que la forma de duplicar sus fortunas es imitando a aquel pionero.
Tarde o temprano la noticia corre como la pólvora entre otros bancos vecinos, tan cotillas y avariciosos como el primero. Luego, otros clientes de otras entidades se enteran y en unas semanas hay algunos cientos de ricos poniendo su dinero en el mismo sector. Hasta aquí, todavía tiene la cosa un pase, han nacido lo que en economía llamamos "leaders" de un mercado. Y como no puede ser de otra forma, si hay líderes, hay seguidores: AKA "followers".
Los followers son unos cuantos, muchos, que desean cambiar sus mediocres vidas por las de esos otros afortunados y empiezan a hacer cola ante los directores de sus sucursales.
- Que me des argo!
Yo siempre digo que la burbuja inmobiliaria es culpa de los bancos. Ya se, ya se que tenemos la culpa muchos otros, pero en esencia, para mi, lo que ha pasado es algo equiparable al siguiente ejemplo.
Llega un niño a casa, digamos que tiene 10 añitos, y le dice a su padre:
- Papá, papá, he visto una moto de 1200 cc en la calle que me encanta, me compras una? Por favor...
El padre, no muestra ninguna sorpresa y le dice al niño que si, que cuente con ella, que si le gusta tanto, mañana mismo se la compra.
Al salir del concesionario, el niño pega un acelerón a aquella mala bestia y se pega la madre de todas las galletas contra una farola y... directos al hospital.
Pues bien, para mi, lo que los bancos hicieron con los constructores, con los promotores y con los clientes fue algo así. No dudó en comprar motos para todos los niños del país.
Si: el banco representa la figura del padre. Para empezar es el que tiene la pasta, además es el más sabio, no en vano cuenta con toda la información del mundo: con analistas, con experiencia... sin duda es el que lleva los pantalones en casa. Nosotros, por el contrario, representamos la infancia, la necesidad de dinero y en este caso, además la estupidez supina, porque no me negarán que a un niño normal de 10 años no se le ocurre pedirle una moto de 150 cv a su padre... pero esto sería objetivo de otro blog sobre la mala educación.
El resultado:
Todos los niños en el hospital y el padre fumándose un puro en la sala de espera (9000 millones de beneficio en plena crisis le avalan). Parece un detalle que al menos ese padre monstruoso esté en la sala de espera y no en la oficina, no? Pero es que el bueno de papá está esperando a que nos recuperemos para hacernos algún otro regalito. Oh dios mío!! Otro regalo no, por favor!! Pues si, claro que si, que seguimos teniendo 10 años, no lo olvides y a los niños les encantan los juguetes.
Una curiosidad de todo esto es que cuando el niño le cuenta lo que pasó a la gente, todos le echan la culpa. Y en este punto abandono el símil de la moto y los hospitales para volver a la realidad. Alguien ha corrido la voz y ha dicho que la burbuja se llama .com o que "qué mal lo de la burbuja inmobiliaria".
Pero vamos a ver, si siempre el origen de toda burbuja que se precie es el banco, que todas ellas son BURBUJAS BANCARIAS ...todo este rollo para deciros que llaméis a cada cosa por su nombre. Seguro que a los clientes no les gustaría que le llamasen a este pedazo de crisis "la burbuja del cliente quiero y no puedo", no?
Pues eso, my name is... my name is...