Todos habremos leído u oído lo que dicen los mayas que va a pasar ese día, ¿no?
Yo opino lo siguiente sobre la profecía maya:
Primero: la probabilidad de que los mayas supiesen qué iba a ocurrirnos un día concreto del futuro muy pero que muy lejano es realmente baja, así que empezaremos quitándole hierro a la historia esta. Mejor, demos por hecho que la profecía no va a funcionar.
Segundo: sin embargo, y gracias a la fama que ha alcanzado este asunto y a la forma en que la humanidad está afrontando sus problemas, no hay que descartar que nuestro estilo de vida se vaya por el desagüe en breve. ¿Justo, justo, justo el 22 de diciembre del año que viene? Hombre, pues no lo creo.
Tercero: Otra vez sin embargo, yo soy un convencido de que cuando una persona quiere mucho que le ocurra (o conseguir) algo concreto, ese algo se hace realidad siempre. Si, ya se, a ti no te ha pasado eso y lo has intentado mucho. Pues bien, como siempre digo yo, las cosas no se intentan, se consiguen. Dicho de otra manera, existe una enorme diferencia entre decir "...voy a intentar hacerme rico..." y "...voy a conseguir ser rico..." . Así que, si muchos creen que el día 22 de diciembre se acaba el mundo, tranquilos, ocurrirá en tiempo y forma.
Dados estos tres puntos y según mi humilde e irrelevante opinión, el fin del mundo ocurrirá pero sólo de forma parcial y selectiva. Lo que a unos les parecerá el fin del mundo, a otros no, e incluso todo lo contrario. ¿Entiendes? Te ocurre lo que crees o esperas de la vida, ni más, ni menos.
¿Que qué le va a ocurrir a tu empresa, a tu puesto de trabajo, a tus ahorros? La respuesta es: depende.
Henry Ford dijo una vez: "Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto".