Llevo varios meses intentando ordenar mi cabeza entorno a la debacle mundial que estamos viviendo. No hago más que pensar en lo que me pasó a mi personalmente, cómo se desintegró mi promotora inmobiliaria al no poder desprenderme de 9 casas que me quedaban (de un total de 23 que tenía a la venta). De cómo no pude pagar una enorme deuda al constructor, de cómo el constructor (que antes era rico) está a punto de la quiebra y de la desintegración a causa de las deudas, de la inactividad y las luchas societarias internas. De cómo la caja de ahorros que nos financiaba a ambos, lleva años intervenida y en quiebra absoluta (aunque lo escondan).
Más allá de esta historia personal (si, lo de CCM es personal, créanme) el problema de mi promotora se extiende hacia arriba, veamos: el páis que me vió nacer y donde mi promotora, mi exconstructora y mi caja de ahorros trabajaban, está a punto de la quiebra. El continente que apadrinaba a mi país, también está a punto de la quiebra y dicen (y yo, así lo creo) que el mundo en el que se encuentra el continente donde yo vivo, también se va al garete.
Ante tanto derrumbe, sólo nos queda preguntarnos, dónde está el problema. ¿Cuál de las matrioskas tenía termítas? ¿Existe la posibilidad de sacar ahora la muñeca podrida y salvar el resto?
Veamos, la matrioska pequeña ya ha sido sacada del grupo: mi promotora. La otra muñeca un poco más grande, la constructora que yo contraté, también ha sido eliminada. Sin embargo, parece que el problema persiste... Ahora nos quedan menos matrioskas: la caja, el país, el continente y el planeta.
Antes de decidir qué muñeca sacar del conjunto y tirar al fuego, voy a ver qué opinan los periódicos, qué dice la prensa, los expertos, el sistema, vaya. Encuentro frases por todas partes que afirman que "Europa está en peligro de muerte" o "España, Italia, Portugal e incluso Francia son países en los que ya ha habido guerras y podían volver a ser destruidos". No quiero seguir poniendo ejemplos, pero si Ud. ha llegado hasta este blog, es que lee muchas más cosas y sabe de lo que hablo.
PERO
Pero, todavía hoy no he leído una sola mención sobre destruir los bancos, sobre una guerra interna en los bancos y cualquier otra entidad de crédito que llevase a la extinción del sector en su totalidad. ¿Por qué? ¿Por qué nadie apunta a los bancos como si fueran la muñeca podrida? Ya se, ya se, que hemos oído en numerosas veces que los bancos son la causa de este pollo que se ha montado. Yo mismo me he cansado de repetirlo en varios de mis posts, que estamos como estamos, sólo por la acción intencionada y programada de los bancos, nada más. Y sin embargo, nadie dice que se mueran los bancos. Escucho que se mueran los países, que se mueran los continentes... pero ¿los bancos?
Yo, que vengo del márketing, que soy un devoto confeso de la práctica de vender cosas, del estudio de las formas de ventas, de la impresión que hay que dar al público si quiero vender algo, yo, me doy cuenta que el poder bancario tiene una maquinaria brutal puesta sobre este asunto. Hacen grandísimos esfuerzos comunicativos sobre la comunidad global con tal de lograr que nos olvidemos de ellos, que no deseemos su extinción. La campaña del sistema financiero es muy potente, su "claim" no es otro que el del miedo: "Si me extingo yo, te extingues tú... pero del todo".
Esa es una píldora que los consumidores se han tragado sin más. Primero se la tragó algún débil presidente de un país, luego otro y así hasta llegar a nosotros: periodistas, mecánicos o simples blogueros.
ASI QUE
Si volvemos a mirar a las matrioskas que nos quedan, obviando la gilipollez malintencionada que ha extendido el sistema bancario de que sin éste, nos vamos todos al garete, veremos que la muñeca que más papeletas tiene de ser quemada es.... justamente el sistema bancario.
CÓMO SE HACE ESO
Muy sencillo, algo que lleva tiempo en boca de grandes estudiosos de la materia: el perdón de la deuda. Todos los gobiernos, particulares y empresas que deban dinero a algún banco del mundo, deberán sacarlo de sus cuadernos contables, eliminarlo, darles Typpex, tirarlo a la papelera, que no dejen rastro de ningún recibo bancario.
Para que no se vaya todo a la mierda, los bancos seguirán existiendo y para ello, volverán a empezar su actividad con los depósitos de sus clientes, de sus beneficios acumulados hasta la fecha, las propiedades y acciones que hubieran conseguido y por supuesto, del dinero que diariamente, nosotros, los consumidores ingresemos en nuestras cuentas; pero ni rastro de las hipotecas, créditos o préstamos que tuviesen con terceros.
Nosotros a cambio, nos ocuparemos de mantener el sistema a flote, los paises seguirán existiendo, las personas seguirán trabajando y los pagos se volverán a llevar al día. Por cierto, las deudas entre particulares y empresas, entre empresas y gobiernos (y demás combinaciones) deberán ser renegociadas entre las partes.
¿POR QUÉ NO SE ESTÁ HACIENDO?
Insisto que yo soy un loco del márketing, de la publicidad. Me encanta ver desde un lugar alejado de la acción cómo las empresas, los gobernantes y demás piezas de este juego se hablan entre si para convencerse unos a otros de lo que más les interesa. A veces miro un anuncio en la tele o leo una noticia escrita por un "prestigioso periodista independiente" y salta a la vista que todos ellos son anuncios publicitarios.
Lo que nos separa de la solución de quemar la muñeca adecuada es, por tanto, una buena campaña publicitaria. Nos valdría con el Presidente de turno, que en rueda de prensa (bien rumoreada por todos los medios) pronunciase las siguientes palabras:
"- Tras varias semanas de deliberaciones y consulta a los mejores expertos, premios Nobel y presidentes de casi todos los países del mundo, hemos tomado una decisión que creemos va a salver el sistema socio económico en el que vivimos. Hemos decidido reordenar la deuda mundial de manera que se fuerze a las entidades bancarias de todo el mundo a perdonar la deuda que gobiernos, empresas y particulares tuviesen contraídas con aquellos... de esta manera... bla, bla, bla..."
Pues bien, al minuto siguiente de esta afirmación, la bolsa subiría a pesar del desplome de los valores bancarios y millones de personas de todos los países saldrían a las calles a celebrar el gigantesco éxito conseguido y la salvación del planeta. Nadie tendría duda de que la medida sería el Bazooka del que habla George Soros.
Sólo habríamos necesitado un discurso, una nota de prensa, y habríamos desarmado al sistema bancario y... vuelta a empezar: tendríamos una segunda oportunidad. Algo que todo el mundo merece y -no lo duden- necesita.
UNA COSA MÁS Y ACABO.
Ahora mismo, nos estamos debatiendo entre dejar caer a millones o a cientos de millones de personas por todo el mundo. En cambio, si dejásemos caer el sistema bancario mundial como yo propongo, sólo caerían algunos cientos de miles... no creo que llegasen al millón de personas.
FIN
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